domingo, 23 de septiembre de 2012

Poesía de Oscar Alfaro










                                   Poemas y cuentos de
                               OSCAR ALFARO







 Les presento al poeta boliviano Oscar Alfaro (1921-1963), cuya obra dirigida a niños y jóvenes, bien merece ser conocida y divulgada. Con un lenguaje poético ágil y bello, lleno de sonoridad y ritmo, nos habla de la naturaleza y costumbres de su gente, sin descuidar su inquietud por el aspecto social. Nuestras clases de lenguaje pueden ser  el vehículo que lleve a nuestros niños a descubrir y gozar de éste género literario, junto con proporcionarnos a los docentes, el cumplir nuestros propósitos de clase.

                                                                             1.

Pequeña voz helada

Estás llorando madre,
todos lloramos.

Nos echan de  casa,
¿dónde nos vamos?

Las aves y las fieras
tienen morada.
¿Por qué nosotros nunca
tenemos nada?

Los animales llevan
plumas y pelos.
¿Por qué sufren, desnudos
tus pequeñuelos?

Yo he visto a los pichones
   morir de frío,
         cuando en noches de invierno,
      caen del nido...

        ¡Mira mi cuerpecillo,
       cómo tirita!...
     ¿No iremos a morirnos,
    verdad mamita?




2.

Burrito botánico.


Burrito botánico
que comes las hierbas;
tú lees el campo,
que es libro ilustrado.


Tus ojos de niño,
                                                          llenos de inocencia,
                                                          coleccionan flores,
pájaros y estrellas...
¡todo lo más lindo
que hay en la pradera!


Con la cola al viento,
                                                           -pañuelo de niebla-
yo no sé que bailas
con la nube aquella,
-tu burrita blanca-
que sobre ti vuela.


Jugando pelota
con la luna llena;
tiras contra el cielo
tus patas traseras.


¡Ay burrito mio, 
cómo traveseas!...
Bueno como el agua
que besa la tierra,
tú vas recogiendo
cogollos de hierbas
y tu alma es un ramo
de amapolas frescas.


Borriquito lindo,
                                                              cuando tú te mueras,
bajarán los pájaros
y de las orejas
te alzarán al cielo
desde la pradera.


3.

 Viaje al Pasado
 A Doña Carmen Alfaro, mi madre.


Desde adentro, desde adentro, 
                                                           desde el fondo de un abismo, 

viene corriendo a mi encuentro 

un niño que soy yo mismo.

Iluminando el olvido,   
con este niño en los brazos, 

yo voy haciendo pedazos 

los años que ya he vivido.


En el fondo del pasado, 
                                                                hallo mi casa materna 

donde esta mi madre eterna 

frente a un Dios crucificado.


Junto al molino coplero 
                                                           lleno de antiguas fragancias, 

sigue jugando mi infancia 

con la hija del molinero.


En los vientos pastoriles 
                                                                desgranan su florilegio, 

de canciones infantiles 

las campanas del colegio


Y, perforando los años, 
                                                              desde el abismo profundo 

salgo de nuevo a este mundo 

lleno de niños extraños.
 

     4.

La alegre cosecha



La montaña de manta verde

es una chola sentada,

con su pollera extendida

sobre los valles que cantan.


Por los pliegues de su ropa
suben las niñas al alba.
Sus cuerpecillos, a ratos,
entre las hierbas naufragan.

Y tan solo sus sombreros
- caminan sobre la paja.
Sus pisadas van dejando
la senda garabateada
mientras sus trenzas azotan
el aire de la mañana.

La rueca cae bailando
desde sus manos rosadas.
-Trompo prendido a la cuerda,
juguete de nuestra raza-.
¿A dónde se van en fila
las muchachitas serranas?

Van al papal de la finca,
donde el sendero se acaba.

Y la montaña de fiesta.
es una chola muy guapa,
que lleva a todas las niñas,
cargadas sobre la espalda.


5.
Pequeña odisea de dos hormigas.

Dos hormiguitas cruzan a nado
las aguas puras de un arroyuelo.
¡Cómo bracean desesperadas!
pero el camino queda muy lejos.

— ¡Basta! ¡No puedo seguir a flote!
Tengo calambres en todo el cuerpo,
dice llorando la más pequeña,
y se le quedan los miembros tiesos.

¡Ay que naufraga la pobrecilla,
mientras derrama perlas de viento!
mas, ¡oh prodigio!, baja un pato,
como llovido del mismo cielo.

Se mete al agua y al rato sale
con dos garrudos lunares negros.
¡Cómo se abrazan las hormiguitas,
con todo el gozo de estar viviendo!

Mas, como el pato de nuevo enfila
hacia la sierpe del arroyuelo,
ellas le quitan dos plumas blancas
y en paracaídas bajan al suelo.


6.
    La gata en el acuario.
Los peces rosados, juegan a la mancha,
en el luminoso globo del acuario,
que es un embrujado mar en miniatura,
con algas y rocas y un pequeño barco.

Se acerca al acuario la señora gata
y enciende sus ojos lo mismo que faros.
Maulla diciendo: —Yo soy la sirena,
tiburones míos, escuchen mi canto.

Y los pecesillos le sacan la lengua
y gritan y saltan igual que muchachos.
Pero el más pequeño la invita muy serio:
— señora sirena pase al océano.

La gata levanta la tapa del globo,
mientras se relame los bigotes blancos.
En el agua fría mete la cabeza
y sus ojos lanzan terribles relámpagos...

— Pase más adentro, señora sirena...
y de las orejas la van arrastrando
Felizmente el amo la alza por la cola
y la pobrecilla huye dando saltos.

Y los peces siguen, como si tal cosa,
jugando a la mancha dentro del acuario.


7.

El pájaro revolucionario.

Ordena el cerdo granjero:
“¡Fusilen a todo pájaro!“.
Y suelta por los trigales
su policía de gatos.

Al poco rato le traen
un pajarillo aterrado,
que aún tiene dentro del pico,
un grano que no ha tragado.

“¡Vas a morir, por ratero!”.
“¡Si soy un pájaro honrado,
de profesión carpintero,
que vivo de mi trabajo! “.

“ ¿Y por qué robas mi trigo?”.
“¡Lo cobro por mi salario,
que Ud. se negó pagarme,
y aún me debe muchos granos!,
y lo mismo está debiendo,
a los sapos hortelanos,
a mi compadre el hornero,
y al minero escarabajo,
a las abejas obreras,
y a todos los que ha estafado.

¡ Ud. hizo su riqueza,
robando a los proletarios! “.
“ ¡ Qué peligro ¡, ¡ Un socialista!.
¡ A fusilarlo en el acto!”.
“ Preparen, apunten..., ¡ fuego!”.
“ ¡Demonios, si hasta los pájaros
en la América Latina,
se hacen revolucionarios!”.


8.
Ronda de Paz.

Contra la muerte y la guerra, 
blancas rondas de escolares 
envuelven como collares
el globo azul de la tierra.
 
Son los chiquillos felices 
que ignoran las distinciones 
de razas y religiones 
de credos y de países.
 
Desprecian el fanatismo 
de los hombres inhumanos 
que matan a sus hermanos 
en nombre del patriotismo.
Un coro de corazones 
empapa todos los vientos 
de risas y de canciones 
de luces y sentimientos. 
Y con un amor profundo, 
los niños universales 
en cadenas musicales
unen los pueblos del mundo.


9.
El zorro y la tortuga.

Señora tortuga,
¿por qué usted camina con su escudo
a cuestas?
Debe ser sin duda,
una gran guerrera.
Descúbrase, amiga,
y deje que el mundo mire su belleza.

-Gracias, señor zorro,
solo usted me dice palabras tan tiernas.
Voy a descubrirme,
porque, como toda mujer, soy coqueta.
Pero antes permita que me asee un poco,
mirando el espejo del agua serena.

Súbase a mi lomo,
lo llevaré al río a dar una vuelta.-
-Usted es un cisne.-
-Y usted es un rayo de luna que besa.-
Y va la tortuga
con el zorro a cuestas.

Pero en medio vado,
lo tira a las aguas y se da la vuelta.
- ¡Usted no me engaña, señor zalamero,
yo no soy el cuervo de la fabuleja!...
Ya que pretendía tan solo almorzarme,
¡ahora los peces a usted se lo almuerzan!


10.
La kantuta.

El regio sol de los incas,
allá en los tiempos distantes,
convirtió a todas las ñustas
en vivas flores de sangre.

Y las flores se juntaron
en una hoguera fragante,
como un enjambre de estrellas,
girando sobre los aires.

Así nació la kantuta,
que hoy ilumina el paisaje,
como un volcán de rubíes.



en cada cerro del Andes.


11.
El guanaco y la vicuña.

El viejo dios de la puna,
jugaba haciendo figuras.

Hizo el símbolo del aire,
con unas líneas muy ágiles,
que cayeron de sus manos.

Y así, se formó el guanaco.

Sopló un pedazo de luna,
hizo un poema de curvas...

Y así formó la vicuña.

Y cortó con un relámpago
la melena de la lluvia.

Y tuvieron pelos blandos
el guanaco y la vicuña.


   12.
La hormiguita colegiala.

La hormiguita colegiala,
con delantal y con trenzas
me saluda en las mañanas
inclinando la cabeza.

Y quedan como lunares
sus morenas compañeras
sobre una rosa gigante.
que es la escuela.

Bajo el sol de medio día
la hormiguita parpadea
y conduce como un pétalo
su cuaderno de tareas.

Allí arriba está su casa
y su madre está en la puerta.
-Buenos días, madre mía.
-Buenos días, mi pequeña...
- ¡Qué hambre traigo! ¿Qué almorzamos?
- Miel y fresas.

La hormiguita se arremanga
y lava sus manos negras
y muy limpia y atildada
se va a sentar a la mesa.


 13.

EL CANTOR DE LA RAZA NEGRA.

La orquesta sinfónica de pájaros ofrecía su concierto de todas las tardes en el teatro redondo del cielo, que estaba repleto de luces.

Un pájaro rojo con el copete erizado y con trazas de director, dio la señal convenida y todos los ejecutantes rompieron a tocar sus instrumentos.

Aquel hermoso teatro por hermosas fuentes y jardines al natura. Nada de lo pintado
artificialmente podía igualar la belleza de aquellos paisajes vivos.

- Necesito un solista par el segundo acto- dijo el pájaro maestro, cuando la última melodía se perdió en el atardecer.
- Quiero una voz jamás oída y digan de recordarse por todas las generaciones de pájaros
músicos.
- Aquí estoy yo! Dijo el canario y comenzó a trinar con toda la armonía de que era capaz. Pero el maestro lo interrumpió:
- ya se sabe que tu cantas bien pero eres demasiado conocido y yo preciso alguien nuevo.
- Pues entonces yo seré el solista – dijo el jilguero y lanzó al aire sus gorgeos mágicos pero el maestro también lo interrumpió:
- Tu eres tan conocido como el canario.
- Yo cantare - dijo el ruiseñor – Mi voz y mi figura se han lucido el los palacios de la China de Egipto y del Japón, como lo prueban las historias que sobre mi se han escrito. Mi linaje de artistas se pierde en la tradición y en los siglos...
- Y por lo mismo no me sirves, porque eres más conocido que nadie
- Entonces canto yo – dijo el tordo – pero su estampa y color hicieron reír a todos los pájaros.
- Que pretensiones, las de este negro insolente...! dijo el canario.
- Como es posible que tú salvaje, ignorante pretendas rivalizar con nosotros que somos los príncipes del arte? – le dijo el ruiseñor.
- De donde saliste tú? Que antecedentes ilustres tienes? Quien te conoce en la sociedad de los artistas? – dijo el jilguero.
- Este pájaro viene de los bosques – explico el maestro – Su linaje es tan oscuro como sus plumas. Pero un artista no vale por lo que fueron sus antepasados, sino por lo que es el mismo. De manera que dejémoslo cantar.
- Y por primera vez en la historia, se oyó el canto del tordo. El maestro lo escuchaba con los ojos cerrados. Cuando terminó de cantar, lo abrazó con las alas y le dijo emocionado:

- Tú serás el solista Tienes la voz más armoniosa que he conocido...! Eres un digno cantor de la raza negra.
- Y desde aquella tarde el tordo inicio triunfalmente su carrera artística y llegó a ser famoso en el mundo entero.


14
El pájaro de fuego.

Era un pájaro bellísimo, de color tan rojo que parecía una llamarada volando por el
aire. Si se paraba en un alero, el dueño de la morada inmediatamente salía gritando:
—¡Auxilio! ¡Hay fuego en el techo de mi casa!... —Y al punto le arrojaban chorros de
agua, con lo cual aquella llama viva se lanzaba otra vez al cielo.
Si se paraba sobre un granero, los ratones se llevaban el susto más grande de su
vida.
—¡Sálvese quien pueda! ¡Ha caído una brasa en el granero! ¡Pronto comenzará el
incendio!... —Y escapaban despavoridos.
Una vez se lo vio bajar hasta el borde del río, tocar el agua y levantarse de nuevo.
Entonces se lo creyó una brasa encantada, pues tocaba el agua y no se apagaba, además
de tener la virtud de volar.
Pero aquel pájaro maravilloso no creía ni remotamente estar hecho de fuego y más
bien él soñaba con parecerse a una flor, que él conceptuaba como la encarnación de la
belleza.
—Yo soy la flor del aire. Mi tallo es tan largo como el hilo de un volador y me permite
ir adonde quiero —decía alegremente.
Pero los demás pájaros no creían en su tallo imaginario, además de que sus formas
no tenían nada de común con la flor.
—¿Dónde se ha visto una flor con pico? —decían.
—¿Y una flor que cante?...
El pájaro encendido escapaba entonces de tantos incrédulos y se daba a vagar,
ardiendo, por los aires.
Un día se dijo:
"Me posaré sobre un árbol seco y lo alegraré con mis colores. Él sí creerá que soy
una flor." Y se sentó sobre un ceibo partido por un rayo.
Allí, rojo y vistoso, parecía una extraordinaria flor encarnada. Abrió las dos alas
radiantes y las elevó a los cielos semejando entonces una flor bipétala.
Su identidad era perfecta, pero le faltaba una cosa: el perfume. Se dejó caer entonces
sobre unas flores silvestres que crecían al pie del árbol y aleteó sobre ellas un largo rato.
Cuando se consideró suficientemente perfumado, voló de nuevo a la punta del ceibo y
adoptó la posición anterior, mejorándola todavía, pues se paró sobre una sola patita, que
semejaba muy bien el tallo de una flor.
Estuvo así muchas horas seguidas y empezó a sentir hambre. En esto se presentó una
mariposa, dispuesta a libar la miel de la supuesta flor. El pájaro se la tragó en un santiamén
y volvió a quedar inmóvil.
—¿Qué flor tan extraña es ésa, que se traga a nuestra hermana? —dijeron las demás
mariposas, asombradas.
—Vamos a averiguar lo que pasa. —Una tras otra volaron hacia el pájaro y
corrieron la misma suerte.
Todos los insectos se alarmaron ante aquella flor carnicera que se alimentaba de
mariposas, pero el pájaro estaba radiante. Y después de saciar su apetito cogió a una
mariposa azul y se la colocó al cuello de collar. Luego se puso a cantar alegremente,
olvidándose de su oficio de flor.
—¡Pero qué raro! ¡Es una flor musical! —dijo una avispa.
—No es ella la que canta. Tiene un grillo en el corazón —contestó la libélula.
—Eso es absurdo —dijo la langosta.
—¡Y qué perfume tan exquisito!... —siguió diciendo la libélula.
—¡Y qué color!... ¡Si parece un lucero!...
—Bueno, esta flor se parece a muchas cosas. Iremos a examinarla... —dijeron las
avispas desconfiadas.
Volaron sobre "la flor" y la rodearon.
—Libaremos su miel, que debe ser deliciosa...
Pero apenas se acercó la primera avispa, el pájaro levantó el pico y ésta
retrocedió asombrada.
—¡Vengan todas! ¡No es una flor, sino un pájaro disfrazado!...
—¡Hay que matarlo a flechazos! ¡Es un peligroso impostor!
Y las avispas desenvainaron sus espadas y se lanzaron sobre el ave. En ese momento
el ceibo se estremeció, como volviendo de otra vida, y habló así:
—¡Hermanas avispas, no sacrifiquen a esa
flor bellísima!...
Las atacantes pararon el asalto y se
miraron unas a otras, llenas de sorpresa.
—¡El árbol muerto ha revivido! —
exclamaron a coro.
—¡Y esa flor extraordinaria fue quien hizo el milagro de resucitarme! —confesó el ceibo viejo.
—¡Pero si no es una flor sino un pájaro disfrazado!...
—Aunque así sea. Él me revivió con una mentira piadosa. Al sentirlo en mis ramas
creía que era una flor mía y me dije jubiloso: "Aún puedo florecer". Entonces la vida
comenzó a circular otra vez por mis gajos muertos. Y aquí me tienen nuevamente, cubierto de flores...
Y en efecto, el ceibo repentinamente se había llenado de grandes flores rojas, tan
grandes como el pájaro.
—¡Te perdonamos todo por haber resucitado una vida con sólo una hermosa
mentira! —dijeron entonces las avispas, guardando sus aguijones, y se dedicaron a libar
la miel de las nuevas flores del ceibo.

15.

El desfile de los patitos.

Con paso de ganso
 marciales y rígidos,
 frente a la patilla
cruzan los patitos.

Llevan uniforme
 color amarillo,
desfilan cantando
 igual que escolinos.

Levantan las patas
con rápido ritmo,
 al son de la banda
que tocan los grillos.

Como banderines
 llevan en el pico
 gajitos de flores
del huerto vecino.

 Ordena la madre:
 –¡Al agua patitos!–
Y todos de un salto
 se lanzan al río.


16.

La nube y la niña.

Lloraba la niña
sobre la montaña.
¡Se llevó el cóndor
mi ovejita blanca!

Y una nube dulce
baja y a su lado,
  y como una ovejita
se arrastra.

Ella la levanta
muriendo de gozo:
-¡Ovejita amada,
         si has vuelto del cielo...!

¡Y todo su cuerpo
lo enjoya de lágrimas!

Y desde ese dia
la niña se pasa
derramando mimos
sobre la ovejita del alba,
sin imaginarse
que es sólo una nuba
que bajó para consolarla.







40 comentarios:

  1. Maravillosos poemas que acabo de descubrir Gaby. Con tu permiso, el próximo año escolar se los enseño a mis alumnos de español.
    Un saludo desde Venecia
    Chusa

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    1. ¿De qué edad son tus alumnos? Tengo bastante material para compartir en cuanto a poesía infantil.... Saludos

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  2. Respuestas
    1. Espero los hayas disfrutado.... me parecen realmente bellísimos los poemas de este autor

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    2. usted cual me recomienda de todos estos

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    3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    4. ¿Para niños de qué edad estás pensando trabajar estos poemas?

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  3. no conocía a este bellísimo autor boliviano. soy profesora de exactas, biología. y cuando nos toca la unidad de ecología trato de incorporar literatura latinoamericana para que mis alumnos sepan interrelacionar las materias, gracias por compartir. he disfrutado muchísimo la lectura de estos poemas.

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  4. no conocía a este bellísimo autor boliviano. soy profesora de exactas, biología. y cuando nos toca la unidad de ecología trato de incorporar literatura latinoamericana para que mis alumnos sepan interrelacionar las materias, gracias por compartir. he disfrutado muchísimo la lectura de estos poemas.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. El poema mi libro alguien lo tiene por favor

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  7. Grande Oscar Alfaro, yo viví mi infancia imaginando sus maravillosos poemas.

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    1. Leer poemas como los suyos siendo niños, desarrolla una gran sensibilidad y despierta nobles sentimientos ....es de verdad extraordinario. Yo descubrí a Oscar Alfaro de adulta, y no imaginas cuánto lo he disfrutado, así como uno de los poemas inolvidables de mi niñez y que marcó mi respeto y amor por la naturaleza fue "La higuera" de Juana de Ibarbourou...

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  8. Es Boliviano y el mejor para todas las generaciones

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  9. jajaja un trabajo,pero que buenos cuentos ne alegra que sea de mi Bolivia :')

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    1. Si, maravilloso poeta tu compatriota! En el mundo de hoy tan tecnificado y materialista, sumergirse en la lectura de sus poemas tan entrelazados con la naturaleza resulta un verdadero bálsamo...

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    2. Porfavor si alguien me pudiera facilitar "la lección de mí vida" de este autor

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  10. Estimada Gaby, usted tendrá el poema "Mi padre es un obrero" de Oscar Alfaro???
    No lo encuentro en internet ni en las bibliotecas

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  11. Siempre me encantó Oscar Alfaro sus poemas marcaron nuestra niñez, estoy buscando una obra suya llamada la copla vivida( poemas costumbristas) alguna vez lo tuve y se me extravió, por favor ayudeme a conseguirlo aunque sea en pdf.Gracias.

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  12. Saludos , felicidades por el blog, que hermosos poemas, podría recomendarme poema para niños de 9 y 10 años?

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  13. Gracias bellos poemas para compartir a mis estudiantes.

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    1. Un placer! Maravilloso que estos poemas los conozcan tus estudiantes!

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  14. Del 3 al 12 de Septiembre en Tarija Bolivia feria Internacional del Libro Centenario de Oscar Alfaro.

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  15. Alguien sabe de la canción de Óscar Alafaro ?

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